Baikonur, en Kazajistán, ofrece mucho más que su cosmódromo. Además de poder pasear por sus calles y descubrir toda la historia de la cosmonáutica, también ofrece la extraordinaria oportunidad de tener un cara a cara con cosmonautas de la agencia espacial rusa Roscosmos.
Es el caso de Serguéi Zaliotin, quien comparte con los turistas que visitan la ciudad de Baikonur, centro administrativo del cosmódromo ruso, su experiencia sobre su etapa como cosmonauta.
Zaliotin fue seleccionado en 1990 como aspirante a cosmonauta y, 10 años más tarde, realizó su primer vuelo espacial como comandante de la nave Soyuz TM-30 y del complejo orbital ruso Mir. Allí realizó una caminata espacial de 5 horas y 3 minutos.
ACOSTUMBRARSE A LA INGRAVIDEZ
Según Zaliotin, una de las cosas “más difíciles” que le ha pasado en la vida ha sido acostumbrarse a la ingravidez durante su primer vuelo espacial. “Suceden trastornos vestibulares, el sistema cardiovascular trabaja de forma completamente diferente. La primera vez, acostumbrarse a la vida en el cosmos, a la gravedad, es muy difícil”, comentó a RT.
Respecto a la cooperación internacional en el ámbito espacial, el cosmonauta ruso considera que todos los problemas del mundo podrían resolverse si los dirigentes de todas las naciones realizaran un viaje espacial juntos en una misma nave.
“El enlace más fuerte entre Rusia y EU es la Estación Espacial Internacional. Un proyecto real que une a dos pueblos, donde los mejores representantes de cada uno de estos países trabajan juntos en un mismo equipo”, subrayó.